lunes, 2 de marzo de 2015

RED MENTIRA

Si bien Internet representa una posibilidad de libre interacción comunitaria, esta libertad ha sido empleada en incontables casos para construir historias torcidas, invadir vidas privadas, crear confusión y conflictos. A través de la red y dada su estructura basada en nodos horizontales, esta herramienta puede ser un campo virgen para cometer todo tipo de abusos cibernéticos, crear rumores, realizar estafas o expandir chismes sobre alguna persona “famosa”, grupo social, poder público, económico, etcétera.
En cuanto a la regulación de la red, existen algunos organismos globales que tienen determinada injerencia técnica como la Unión Internacional de Telecomunicaciones, otros como gobiernos y organizaciones policiacas que operan bajo determinados argumentos políticos, vigilan e intentan controlar algunas libertades de la red. En algunos casos los fundamentos de vigilancia tienen sus bases en los efectos que pueden causar las mentiras, como el provocar pánico o un estallido social.
En la mayoría de los países no se aplican códigos o leyes que se enfoquen específicamente a combatir las mentiras en Internet, pues se mantiene como valor supremo la tan debilitada libertad de expresión, aunque existen algunas áreas sobre todo en materia de delitos cibernéticos que están reguladas legalmente, como es el derecho a la intimidad, el robo de información o de identidad, ataques contra sistemas financieros, públicos o privados, blanqueo de dinero, prostitución de menores, redes de narcotráfico en línea, distribución de virus informáticos y en fechas más recientes el llamado “derecho al olvido”.
En la red podemos partir de que su propia construcción tecnológica (y claro, su uso social) generan determinados elementos que son propios para la expansión de la cultura de la mentira y la manipulación. Entre algunos rasgos que se pueden destacar se encuentran:
a) Anonimato: permite disfrazar la identidad del emisor, construir una personalidad diferente a la realidad para evitar ser descubierto y poder operar desde las sombras. La mentira y los daños secundarios ocasionados al ser desenmascarado el autor de la misma, puede ser un hecho vergonzoso y condenable socialmente, por lo que el anonimato otorga mayores posibilidades para no ser exhibido.
b) Distanciamiento: quien comunica la mentira a través de un medio tecnológico se distancia del objeto, del contexto o de las personas a quienes se refiere la farsa. El distanciamiento es propicio para evitar la comunicación cara a cara.
c) Virtualidad: esta característica se aleja precisamente de la realidad, es decir del fondo que es tergiversado total o parcialmente y se aprovecha de las formas comunicativas digitales en red para edificar falacias ideales, como montajes de videos o imágenes fijas, entre otros. La virtualidad esquiva la constatación de hechos al atacar directamente la comprobación empírica o argumental.
d) Bola de nieve: dado su carácter electrónico, la mentira en la red es más funcional que el envío de una carta postal o una llamada telefónica porque puede tener el efecto de “bola de nieve” cuando es reproducida en un corto tiempo por terceros. Para quienes confían en que aquello que “conocieron” la información es “real” y tal realidad adquiere mayor certeza cuando los engaños llegan a ser reproducidos por los medios de comunicación tradicionales como “noticias”.









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